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Si Ella Se Ocultara
Blake Pierce


Una obra maestra de suspenso y misterio. Blake Pierce ha hecho un magnífico trabajo desarrollando personajes con un lado psicológico tan bien descrito que nos lleva al interior de sus mentes, siguiéndoles en sus temores y aplaudiendo sus éxitos. Lleno de giros, este libro le mantendrá despierto hasta llegar a la última página”.--Books y Movie Reviews, Roberto Mattos (re: Una Vez Desaparecido) SI ELLA SE OCULTARA (Un MIsterio Kate Wise) es el libro #4 de una nueva serie de suspenso psicológico bajo la autoría de Blake Pierce, cuyo bestseller #1 Una vez ido (Libro #1) (descarga gratuita) ha recibido más de 1000 reseñas de cinco estrellas.Unos padres son hallados muertos, y sus hijas gemelas de 16 años están desaparecidas. Con el caso enfriándose con rapidez, el FBI, perplejo, debe llamar a su agente más brillante: la agente retirada del FBI Kate Wise, de 55 años.¿Fue esto un asesinato al azar? ¿El trabajo de un asesino en serie?¿Pueden encontrar a las niñas a tiempo?¿Y Kate, perseguida por su pasado, aún tiene la habilidad para resolver casos como ella acostumbraba?Un thriller lleno de acción con un suspenso que acelerará su corazón, SI ELLA SE OCULTARA es el libro #4 de una nueva y fascinante serie cuya lectura le mantendrá despierto hasta altas horas de la noche. El libro #5 de la SERIE DE MISTERIO KATE WISE pronto estará disponible.







s i e l l a s e o c u l t a r a



(un misterio kate wise —libro 4)



b l a k e p i e r c e


Blake Pierce



Blake Pierce es el autor de la serie exitosa de misterio RILEY PAIGE que cuenta con trece libros hasta los momentos. Blake Pierce tambiГ©n es el autor de la serie de misterio de MACKENZIE WHITE (que cuenta con nueve libros), de la serie de misterio de AVERY BLACK (que cuenta con seis libros), de la serie de misterio de KERI LOCKE (que cuenta con cinco libros), de la serie de misterio LAS VIVENCIAS DE RILEY PAIGE (que cuenta con tres libros), de la serie de misterio de KATE WISE (que cuenta con dos libros), de la serie de misterio psicolГіgico de CHLOE FINE (que cuenta con dos libros) y de la serie de misterio psicolГіgico de JESSE HUNT (que cuenta con tres libros).



Blake Pierce es un ГЎvido lector y fan de toda la vida de los gГ©neros de misterio y los thriller. A Blake le encanta comunicarse con sus lectores, asГ­ que por favor no dudes en visitar su sitio web www.blakepierceauthor.com para saber mГЎs y mantenerte en contacto.



Copyright В© 2019 by Blake Pierce. Todos los derechos reservados. Excepto como estГ© permitido bajo la U.S. Copyright Act of 1976, ninguna parte de esta publicaciГіn puede ser reproducida, distribuida o transmitida bajo ninguna forma y por ningГєn medio, o almacenada en una base de datos o sistema de recuperaciГіn, sin el permiso previo del autor. Este libro electrГіnico estГЎ licenciado solo para su entretenimiento personal. Este libro electrГіnico no puede ser revendido o regalado a otras personas. Si usted quisiera compartir este libro con otra persona, compre por favor una copia adicional para cada destinatario. Si usted estГЎ leyendo este libro y no lo comprГі, o no fue comprador para su uso exclusivo, entonces por favor regrГ©selo y compre su propia copia. Gracias por respetar el arduo trabajo de este autor. Esta es una obra de ficciГіn. Nombre, personajes, negocios, organizaciones, lugares, eventos e incidentes, son, o producto de la imaginaciГіn del autor o son usados en forma de ficciГіn. Cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, es pura coincidencia. Imagen de portada Copyright andreluc88, usada bajo licencia de Shutterstock.com.



TraducciГіn: Milagros Rosas Tirado


LIBROS ESCRITOS POR BLAKE PIERCE



SERIE DE THRILLER DE SUSPENSE PSICOLГ“GICO CON JESSIE HUNT

EL ESPOSA PERFECTA (Libro #1)

EL TIPO PERFECTO (Libro #2)

LA CASA PERFECTA (Libro #3)



SERIE DE MISTERIO PSICOLГ“GICO DE SUSPENSO DE CHLOE FINE

AL LADO (Libro #1)

LA MENTIRA DEL VECINO (Libro #2)

CALLEJГ“N SIN SALIDA (Libro #3)



SERIE DE MISTERIO DE KATE WISE

SI ELLA SUPIERA (Libro #1)

SI ELLA VIERA (Libro #2)

SI ELLA CORRIERA (Libro #3)

SI ELLA SE OCULTARA (Libro #4)

SI ELLA HUYERA (Libro #5)



SERIE LAS VIVENCIAS DE RILEY PAIGE

VIGILANDO (Libro #1)

ESPERANDO (Libro #2)

ATRAYENDO (Libro #3)



SERIE DE MISTERIO DE RILEY PAIGE

UNA VEZ DESAPARECIDO (Libro #1)

UNA VEZ TOMADO (Libro #2)

UNA VEZ ANHELADO (Libro #3)

UNA VEZ ATRAГЌDO (Libro #4)

UNA VEZ CAZADO (Libro #5)

UNA VEZ AГ‘ORADO (Libro #6)

UNA VEZ ABANDONADO (Libro #7)

UNA VEZ ENFRIADO (Libro #8)

UNA VEZ ACECHADO (Libro #9)

UNA VEZ PERDIDO (Libro #10)

UNA VEZ ENTERRADO (Libro #11)

UNA VEZ ATADO (Libro #12)

UNA VEZ ATRAPADO (Libro #13)

UNA VEZ INACTIVO (Libro #14)



SERIE DE MISTERIO DE MACKENZIE WHITE

ANTES DE QUE MATE (Libro #1)

ANTES DE QUE VEA (Libro #2)

ANTES DE QUE CODICIE (Libro #3)

ANTES DE QUE SE LLEVE (Libro #4)

ANTES DE QUE NECESITE (Libro #5)

ANTES DE QUE SIENTA (Libro #6)

ANTES DE QUE PEQUE (Libro #7)

ANTES DE QUE CACE (Libro #8)

ANTES DE QUE ATRAPE (Libro #9)

ANTES DE QUE ANHELE (Libro #10)



SERIE DE MISTERIO DE AVERY BLACK

CAUSA PARA MATAR (Libro #1)

UNA RAZГ“N PARA HUIR (Libro #2)

UNA RAZГ“N PARA ESCONDERSE (Libro #3)

UNA RAZГ“N PARA TEMER (Libro #4)

UNA RAZГ“N PARA RESCATAR (Libro #5)

UNA RAZГ“N PARA ATERRARSE (Libro #6)



SERIE DE MISTERIO DE KERI LOCKE

UN RASTRO DE MUERTE (Libro #1)

UN RASTRO DE ASESINATO (Libro #2)

UN RASTRO DE VICIO (Libro #3)

UN RASTRO DE CRIMEN (Libro #4)

UN RASTRO DE ESPERANZA (Libro #5)


CONTENIDO



CAPГЌTULO UNO (#uda8099db-f592-543f-90fe-b271008bc2cf)

CAPГЌTULO DOS (#u560aa968-9300-5e06-8aa3-2ee2e19c1803)

CAPГЌTULO TRES (#u6c40666b-5ca7-5193-9521-3f8936b527fc)

CAPГЌTULO CUATRO (#u5d05dc4b-c854-526f-8c70-461754bceced)

CAPГЌTULO CINCO (#ueba1f8c9-1340-5a16-8e44-6bd673769ef7)

CAPГЌTULO SEIS (#uff1938a4-2b8d-5e92-bdf3-f3540e53f869)

CAPГЌTULO SIETE (#udc75a122-b9ae-5ac3-b026-92c9e0b2f56f)

CAPГЌTULO OCHO (#u546fcd59-0b16-5448-99d1-c72744c5f160)

CAPГЌTULO NUEVE (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO DIEZ (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO ONCE (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO DOCE (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO TRECE (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO CATORCE (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO QUINCE (#litres_trial_promo)

CAPÍTULO DIECISÉIS (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO DIECISIETE (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO DIECIOCHO (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO DIECINUEVE (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO VEINTE (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO VEINTIUNO (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO VEINTIDГ“S (#litres_trial_promo)

CAPÍTULO VEINTITRÉS (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO VEINTICUATRO (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO VEINTICINCO (#litres_trial_promo)

CAPÍTULO VEINTISÉIS (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO VEINTISIETE (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO VEINTIOCHO (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO VEINTINUEVE (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO TREINTA (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO TREINTA Y UNO (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO TREINTA Y DOS (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO TREINTA Y TRES (#litres_trial_promo)




CAPГЌTULO UNO


Hay momentos en la vida de toda mujer en las que se espera que lloren: bodas, partos, quizГЎs el primer baile o el matrimonio de sus hijos. Pero un momento que Kate Wise no habГ­a esperado que le hiciera derramar lГЎgrimas fue ver a su nieta gatear por primera vez.

La estaba cuidando en ausencia de Melissa y Terry, como lo habГ­a estado haciendo una vez a la semana en el Гєltimo mes. Ellos habГ­an hecho el compromiso de mantener la frescura y la excitaciГіn en su matrimonio, y se habГ­an prometido salir juntos al menos una noche a la semana. Kate se quedaba con la pequeГ±a Michelle en esas noches, y en las pasadas cinco semanas, habГ­a visto a su nieta experimentar mientras cargaba su peso sobre rodillas y antebrazos hasta que, hacГ­a unos cinco minutos, entre balbuceos y sonrisas, se habГ­a mecido hacia atrГЎs y hacia adelante sobre manos y pies.

—Vas a lograrlo —dijo Kate, colocándose en el piso junto a Michelle. Para su sorpresa sintió venir las lágrimas y les dio la bienvenida.

Michelle la miró, claramente deleitada por la animación que había en la voz de su abuela. Se meció de nuevo hacia adelante y hacia atrás… y entonces gateó. Hizo dos movimientos para avanzar antes de que sus brazos cedieran. Pero entonces se reincorporó y lo hizo de nuevo.

—Aquí vas —dijo Kate, aplaudiendo—. ¡Buena chica!

Michelle balbuceГі en respuesta y continuГі avanzando torpemente con sus pies y sus manecitas.

Kate comprendiГі que quizГЎs el hecho de que Michelle estuviera gateando no era lo que la estaba haciendo llorar. Era la mirada en el semblante de la bebГ©, la confianza incondicional y la felicidad en sus ojillos cuando se encontraba con el rostro de Kate. La mirada de Michelle era muy parecida a la de Melissa cuando era bebГ© y toda la situaciГіn era demasiado para asimilar de una sola vez.

Estaban sentadas sobre una manta colocada en el piso, doblada en dos para proporcionarle mГЎs grosor en caso de que Michelle se tambaleara. Pero aparte de una de esas ocasiones, no se habГ­a caГ­do en modo alguno. De hecho, estaba en ese momento palmoteando las piernas de Kate, como si exigiera mГЎs atenciГіn. Kate la levantГі, la colocГі entre sus piernas, y permitiГі que Michelle apretara sus pulgares.

Kate disfrutaba el momento. HabГ­a visto crecer demasiado rГЎpido a su hija, asГ­ que sabГ­a lo fugaces que podГ­an ser estos momentos. Se sintiГі un poco culpable porque Melissa y Terry se estuvieran perdiendo este logro, sin embargo. Estuvo a punto de llamar a Melissa para contarle, pero no querГ­a interrumpir la cita de ambos.

Estando sentada sobre la manta mientras jugaba con Michelle, alguien tocГі a su puerta. Kate lo habГ­a estado esperando, pero Michelle girГі su cabecita en direcciГіn a la puerta con una expresiГіn incierta.

Kate se enjugó el resto de lágrimas antes de decir, —Pasa.

La puerta principal se abriГі y Allen entrГі. TraГ­a bolsas con comida china para llevar y a Kate le encantГі descubrir que tambiГ©n cargaba su bolso de mano.

—¿Cómo están mis dos chicas favoritas? —preguntó Allen.

—Moviéndonos bastante —dijo Kate con una sonrisa—. Esta pequeña traviesa acaba de gatear por primera vez.

—¡No puede ser!

—Sí, lo hizo.

Allen caminГі hasta la cocina y sacГі dos platos de la alacena. Mientras servГ­a la cena en los platos, Kate sonriГі. Ya se movГ­a a sus anchas por la casa. Y a ella tambiГ©n la conocГ­a; por ejemplo, sabГ­a que detestaba la comida china servida en esos pequeГ±os y endebles envases y la preferГ­a servida en platos de verdad.

Г‰l trajo la cena a la sala, colocГЎndola sobre la mesa de cafГ©. Michelle mostrГі gran interГ©s en ella y tratГі de alcanzarla. Cuando se dio cuenta de que no podГ­a, volviГі la atenciГіn a sus tobillos.

—Vi que trajiste tu bolso de mano —dijo Kate.

—Así es. ¿Está bien?

—Es maravilloso.

—Supuse que podríamos salir mañana temprano y hacer ese viaje a las Montañas Blue Ridge del que siempre hablamos. Tomar algunos de esos tours de degustación de vinos, y quizás quedarnos en un pintoresco hotelito en las montañas.

—Suena bien. Y espontáneo, además.

—No demasiado espontáneo —rió Allen—. Llevamos como un mes hablando de esto.

Allen se sentГі frente a ella y le abriГі los brazos a Michelle para que viniera hasta Г©l. Ella conocГ­a suficientemente bien su cara y se puso a gatas. ComenzГі a ir hasta Г©l, balbuciendo todo el tiempo. Kate mirГі desplegarse toda la escena, intentando recordar una Г©poca cuando su corazГіn habГ­a estado asГ­ de rebosante.

ComenzГі a comer su cena, observando a Allen jugar con su nieta. Michelle estaba haciendo su rutina de mecerse hacia atrГЎs y hacia adelante mientras Allen la festejaba.

Cuando el telГ©fono de Kate sonГі, los tres miraron hacia Г©l. Incluso Michelle conocГ­a el timbre de un telГ©fono celular, y sus manecitas se estiraron para alcanzarlo al tiempo que se sentaba sobre la manta. Kate lo tomГі con rapidez de la mesa de cafГ©, suponiendo que serГ­a Melissa llamando para saber de Michelle.

Pero no era Melissa. El nombre en la pantalla rezaba: DurГЎn.

Se sintió dividida en dos al ver el nombre. Una parte importante de ella estaba emocionada ante la perspectiva de ayudar en un caso. Pero la parte que estaba enamorada no quería responder en este momento el teléfono. Aunque podía ser Durán simplemente llamando para hacer una consulta —algo que había estado haciendo cada vez más en los últimos meses—, ella también sabía que podría ser algo de mucha presión y consumir tiempo.

Kate podГ­a asegurar que Allen ya habГ­a juntado las piezas y sabГ­a quiГ©n estaba llamando. QuizГЎs lo supo por la vacilaciГіn en su rostro.

Ella contestГі de manera diligente, orgullosa de continuar activa trabajando con el BurГі, a pesar de tener mГЎs de cincuenta y seis.

—Hola, Director —dijo—. ¿A qué debo el placer?

—Buenas tardes, Wise. Mira… tenemos una situación que no se diferencia mucho de lo que manejas. Doble homicidio y personas desaparecidas. Todo en un solo caso. Es un asunto de pueblo pequeño, tan pequeño que la policía local no está preparada para eso. Porque además la persona desaparecida es una niña de quince años. Me gustaría que tú y DeMarco intenten resolverlo discretamente antes de que lo sepa la prensa y lo convierta en un caso más difícil de lo que es.

—¿Algún detalle desde ya? —preguntó Kate.

—No muchos. Pero esto es lo que sabemos hasta ahora.

Mientras escuchaba al Director DurГЎn, haciГ©ndole saber por quГ© estaba llamando y quГ© necesitarГ­a que ella hiciera en las prГіximas doce horas, miraba a Allen y Michelle.

La llamada finalizГі tres minutos despuГ©s. Puso el telГ©fono en la mesa y se encontrГі con Allen mirГЎndola. HabГ­a una sonrisa forzada, de comprensiГіn, en su cara.

—Bueno, quizás podamos dejar el viaje de degustación y el hotelito para otro fin de semana —dijo.

Г‰l sonriГі con tristeza, luego apartГі la mirada.

—Sí, quizás —dijo él.

MirГі hacia afuera de la ventana, como si contemplara el futuro de ambos, y Kate pudo ver su incertidumbre.

No podГ­a culparlo; ni ella misma sabГ­a lo que le deparaba el futuro.

Pero ella sabГ­a una cosa: alguien estaba muerto allГЎ afuera, y no le cabГ­a duda de que iba a averiguar quiГ©n lo hizo.




CAPГЌTULO DOS


Aunque Kristen DeMarco era significativamente mГЎs joven que Kate (habГ­a cumplido veintisiete hacГ­a apenas una semana), a Kate se le hacГ­a difГ­cil pensar en ella como en una muchacha. Incluso ante el excitante inicio de un nuevo caso, lograba poner en remojo la emociГіn en el caldo de la lГіgica y la gravedad de los hechos.

Eso hacГ­a ahora, mientras ella y Kate se dirigГ­an en direcciГіn oeste hacia el pequeГ±o pueblo de Deton, Virginia. Kate nunca habГ­a pasado por Deton pero habГ­a escuchado acerca del mismo: una pequeГ±a localidad rural, en medio de una cadena de pueblos similares que punteaban el borde noroccidental del estado en el lГ­mite con Virginia Occidental.

Aparentemente, DeMarco tambiГ©n sabГ­a que el pueblo no era nada mГЎs que una pequeГ±a mancha en el mapa. HabГ­a excitaciГіn en su voz mientras recorrГ­a los detalles del caso, pero sin un verdadero sentido de urgencia o expectaciГіn.

—Hace dos noches, un pastor de Deton visitó la residencia Fuller. Le dijo a la policía que estaba allí para recoger unas viejas biblias de Wendy Fuller, la esposa. Cuando llegó, nadie respondía pero escuchaba que el televisor estaba encendido. Intentó abrir la puerta principal, la halló sin el pestillo pasado, gritó entonces hacia el interior de la casa para anunciar que estaba allí. De acuerdo con el pastor, vio sangre en la alfombra, todavía húmeda. Entró a revisar y encontró a Wendy y Alvin Fuller muertos. Su hija de quince años, Mercy, no estaba por ninguna parte.

DeMarco se detuvo por un momento y apartó la vista del expediente que se había traído desde Washington. —¿Te molesta que haga esto? —preguntó.

—¿Hacer una exposición del caso? Para nada.

—Sé que parece necio. Pero me ayuda a retener la información.

—Eso no es necio —dijo Kate—. Yo solía llevar conmigo una grabadora de voz. Haría exactamente lo que tú estás haciendo ahora y estaría grabando todo el tiempo. Así que, por favor, continúa. Los detalles que Durán me dio por teléfono fueron escasos, por decir lo menos.

—El informe del forense dice que la causa de las muertes fue múltiples heridas por arma de fuego, hechas con un rifle de caza Remington. Dos disparos al padre, uno a la madre, que fue también golpeada, probablemente con la culata del arma. La policía local ha revisado los registros de cacería y puede confirmar que el marido, Alvin Fuller, era un cazador registrado y poseía el mismo tipo de rifle. Pero no se consiguió en la escena.

—¿Entonces el asesino lo mató con su propia arma y luego la robó? —preguntó Kate.

—Así parece. Aparte de esas notas, la policía local no consiguió nada, y la policía estatal tampoco ha hallado verdaderas pistas. Basado en el testimonio de familiares y amigos, los Fuller eran considerados buenas personas. El pastor que descubrió los cuerpos dice que iban a la iglesia casi todos los domingos. Estaba colectando las biblias de los Fuller para enviarlas a misioneros en Filipinas.

—Las personas buenas no siempre atraen a otras buenas personas —señaló Kate.

—Pero en esta clase de pueblo… todos se conocen entre sí. Lo que me hace pensar que si nadie ha suministrado ninguna clase de evidencia o de teoría, el asesino podría venir de afuera.

—Eso es probable —dijo Kate—. Pero creo que el hecho de que una niña de quince años esté desaparecida podría ser más importante. Los residentes locales van a presumir por supuesto que la niña fue raptada. Pero si apartamos ese filtro de pueblo pequeño y no suponemos que todo el mundo sea una buena persona, ¿qué otras teorías hace surgir eso?

—Que la hija quizás no ha sido raptada —dijo DeMarco. Hablaba lentamente, como si estuviera considerando la idea con mucho cuidado—. Que ella puede haber huido. Que ella puede ser la asesina.

—Exactamente. Y yo he visto este tipo de cosas con anterioridad. Si llegamos a Deton exponiendo esa teoría, vamos a conseguirnos con caras agrias y puertas cerradas.

—Eso supongo.

—Eso no quiere decir que no lo tratemos como un caso de secuestro desde el inicio. Pero tampoco podemos empezar asumiendo que la hija es la asesina.

—No hasta que sepamos más de ella —dijo DeMarco.

—Eso es correcto. Y siento que es donde necesitamos comenzar. Porque si todos en el pueblo ven a los Fuller como buenas personas, puedo asegurarte que nadie estará pensando en la hija como sospechosa.

—Entonces por allí comenzamos —dijo DeMarco.

—Sí, pero quizás de manera discreta. Si averiguan que vemos a la hija de los occisos como principal sospechosa, este caso va a ser mucho más difícil de lo que tiene que ser.

La premonitoria declaraciГіn pareciГі mГЎs real al pasar junto a un letrero que indicaba que Deton estaba a solo siete millas.



***



Deton no era tan pequeГ±o como Kate suponГ­a, pero sГ­ bastante rural. ParecГ­a como si cualquier negocio de cierta importancia estuviera ubicado a lo largo de la principal arteria vial que atravesaba el pueblo. No habГ­a Calle Principal, solo un tramo de la Autopista 44 que corrГ­a a travГ©s de Г©l. Caminos secundarios partГ­an de la 44, y serpenteaban hacia el ГЎrea menos poblada de Deton.

El grueso del pueblo consistГ­a en un Rite Aid, un Burger King, un Dollar General, y varios negocios locales mГЎs pequeГ±os. Kate habГ­a visto cientos de pueblitos como este durante una carrera que la habГ­a llevado a todo lo largo del paГ­s, y le parecГ­a que todos lucГ­an igual. Por supuesto, eso no significaba que la gente y su cultura fueran las mismas. Pensar tal cosa serГ­a un gran error.

La residencia Fuller estaba situada como a tres millas de la principal vГ­a del pueblo, en uno de los caminos secundarios. Era una sencilla casa de dos pisos que necesitaba nuevo tejado y revestimiento. Su aspecto rГєstico desmentГ­a las otras cosas que Kate y DeMarco notaron mientras la primera se estacionaba en la vГ­a de acceso.

Una van del noticiero estaba aparcada en la vГ­a de acceso. La atractiva reportera y su camarГіgrafo conversaban delante de la van. Una solitaria patrulla se encontraba tambiГ©n allГ­, con un agente sentado en su interior. Vio llegar a Kate y DeMarco y lentamente saliГі del auto.

La reportera levantГі la vista cuando Kate y DeMarco se apeaban del coche. Como diligente sabueso de inmediato corriГі hacia ellas. El camarГіgrafo se echГі al hombro el equipo, y tratГі de seguirla, pero se quedГі un poco atrГЎs.

—¿Son ustedes detectives? —preguntó la reportera.

—Sin comentarios —gruñó Kate.

—¿Están autorizadas para estar aquí?

—¿Y usted? —preguntó a su vez Kate, de manera incisiva.

—Yo tengo la responsabilidad de reportar las noticias —dijo la periodista, apelando a un lugar común.

Kate sabГ­a que en menos de una hora la reportera serГ­a capaz de averiguar que el FBI habГ­a sido llamado. En consecuencia, le pareciГі bien mostrar su placa al tiempo que ella y DeMarco caminaban hacia la casa.

—Somos del FBI —dijo Kate—. Tenga eso en mente si se le ocurre seguirnos hasta adentro.

La reportera frenГі, tan de sГєbito que el cГЎmara casi chocГі con ella. DetrГЎs de ambos, venГ­a el oficial. Kate vio por la identificaciГіn y la placa prendidas en su uniforme que era el sheriff de Deton. Este hizo una mueca a la reportera al pasar junto a ellos.

—Ya ven —le dijo a la reportera de manera más bien gruñona—. No soy solo yo. Nadie los quiere por aquí.

Se unió a Kate y DeMarco, y las condujo hasta la puerta principal. En voz baja, añadió: —Ustedes conocen las leyes tan bien como yo. No puedo sacarlos a patadas porque técnicamente no están haciendo nada malo. Los condenados buitres esperan que un pariente o alguien más venga.

—¿Cuánto tiempo llevan estacionados allí? —preguntó DeMarco.

—Ha habido al menos un equipo reporteril aparcado aquí desde que esto sucedió hace dos días. Hubo un momento ayer en que estaban tres. Todo este asunto ha resultado por aquí una noticia importante. Las vans de los noticieros y sus equipos han estado apostados también alrededor de la estación policial del condado. Es algo que saca de quicio.

Pasó el pestillo de la puerta principal y las hizo entrar. —Soy el Sheriff Randall Barnes, por cierto. Tengo la desgracia de ser quien está a cargo en este asunto. Los estatales se enteraron de que el Buró venía en camino y decidieron hacerse a un lado. Todavía llevan a cabo la búsqueda de la hija, pero dejaron en mi puerta la parte del homicidio.

Kate y DeMarco pusieron sus pies adentro al tiempo que se presentaban. No entablaron conversación, sin embargo. La vista que tenían enfrente, aunque no era ni de cerca tan mala como otras escenas de homicidio que Kate había visto, era sobrecogedora. Las manchas parduzcas, ya secas, sobre la alfombra azul, eran el foco de la atención. Había una sensación desoladora en el lugar, algo que Kate había percibido en escenas como esta —algo que había intentado describir sin éxito en incontables ocasiones.

Sin ningГєn motivo, pensГі en Michael. HabГ­a intentado una vez explicarle esta sensaciГіn, afirmando que era casi como si una casa pudiera sentir una pГ©rdida y que esa sensaciГіn desoladora en el aire era la reacciГіn de la casa. Г‰l se habГ­a reГ­do y dicho que sonaba casi espiritual en una forma extraГ±a.

Para ella estaba bien... principalmente porque era exactamente lo que sentГ­a al echar un vistazo al hogar de los Fuller.

—Agentes, voy a devolverme al porche —dijo—. Para asegurarme que no haya fisgones. Griten si necesitan algo. Pero les diré algo… cualquier cosa que quieran saber que no esté ya en los reportes que enviamos va a tener que venir de uno de mis otros oficiales, un hombre llamado Foster. Aquí en Deton, no estamos muy acostumbrados a casos como este. Estamos descubriendo lo poco preparados que estamos para estas cosas.

—Nos encantaría hablar con él después de esto —dijo DeMarco.

—Le llamaré y me aseguraré que esté en la estación, entonces.

Salió discretamente por la puerta principal, dejándoles la escena. Kate dio unos pasos alrededor de las manchas de sangre de la alfombra. Había algunas en el sofá, también, y otras en la pared encima del mismo. Una pequeña mesa de café se hallaba delante del sofá y unas pocas cosas sobre ella parecían desparramadas —unas facturas, una taza de plástico vacía y volteada, y un control remoto. Posible indicativo de una breve lucha, aunque de haber sido así, no fue particularmente encarnizada.

—No hay verdaderas señales de lucha —dijo DeMarco—. A menos que su hija fuera muy fuerte y atlética, no veo cómo pudo haber hecho esto.

—Si fue la hija, puede que ellos no lo hayan visto venir —opinó Kate—. Pudo haber entrado a la habitación, llevando el arma oculta detrás de ella. Uno de ellos pudo haber sido muerto antes de que el otro tuviese idea de lo que estaba sucediendo.

Estudiaron el ГЎrea por unos minutos, sin hallar nada extraordinario. HabГ­a fotos en la pared, varias de las cuales eran familiares. Era la primera vez que veГ­a a la chica que presumГ­a era Mercy Fuller. Las fotos la mostraban en distintas etapas de su vida: desde alrededor de cinco hasta su edad actual. Era una linda niГ±a que probablemente se convertirГ­a en una hermosa chica al llegar a la universidad. TenГ­a el cabello negro, ojos pardos, y una radiante sonrisa.

Luego se internaron en la casa, llegando a una habitaciГіn que obviamente pertenecГ­a a la adolescente. Un deslumbrante diario se hallaba colocado sobre el escritorio, cubierto con bolГ­grafos y papeles. Una piГ±a rosada de porcelana se hallaba en el borde del escritorio, una especie de portaretrato con un sujetador de alambre en la parte superior, y la foto de dos chicas adolescentes, sonriendo abiertamente ante la cГЎmara.

Kate abriГі el diario. La Гєltima entrada era de hacГ­a ocho dГ­as y era acerca de cГіmo un chico llamado Charlie la habГ­a besado fugazmente en la escuela, durante el intermedio entre una y otra clase. RevisГі entradas anteriores y encontrГі que eran notas similares: comentarios sobre un difГ­cil examen, el deseo de que Charlie le prestara mГЎs atenciГіn, que a la necia de Kelsey Andrews se la llevara por delante un tren.

En ningГєn lugar del interior de la habitaciГіn habГ­a indicaciones de un intento de homicidio. Revisaron a continuaciГіn el dormitorio de los padres y lo encontraron igualmente falto de interГ©s. HabГ­a unas pocas revistas para adultos ocultas en el closet, pero aparte de eso, los Fuller parecГ­an rechinar de limpios.

Cuando salieron de la casa al cabo de veinte minutos, Barnes estaba todavГ­a en el porche, sentado en una vieja y desgastada tumbona, fumando un cigarrillo.

—¿Encontraron algo? —preguntó.

—Nada —respondió DeMarco.

—Aunque me pregunto —añadió Kate—, ¿encontraron ustedes o la policía estatal un celular o un portátil en la habitación de la hija?

—No. Ahora bien, con respecto al portátil… eso no es de sorprender. Quizás se pueda afirmar por el estado de la casa, pero los Fuller no eran exactamente el tipo de familia que pudiera permitirse la compra de un portátil para su hija. En cuanto al teléfono, el plan de pago de los Fuller muestra que Mercy Fuller tenía de hecho el suyo. Pero hasta ahora nadie ha sido capaz de rastrearlo.

—Quizás está apagado —dijo DeMarco.

—Probablemente —dijo Barnes—. Pero aparentemente, y esto es nuevo para mí, incluso cuando un teléfono está apagado, puede ser rastreado hasta el lugar donde fue apagado… el último sitio donde estuvo encendido. Y los estatales determinaron que la última vez que estuvo encendido fue aquí en la casa. Pero, como ustedes han señalado, no se encuentra en ningún lado.

—¿Cuántos hombres trabajan activamente en el caso? —preguntó Kate.

—Tres en la estación en este momento, pero básicamente conduciendo entrevistas e indagando en cosas como las últimas compras, los últimos sitios que se sabe que visitaron y cosas así. Hay un hombre de los estatales que fue dejado aquí y está ayudando, aunque no está muy fe!iz que digamos.

—¿Y tiene otro hombre en la fuerza que usted considera está a cargo aparte de usted?

—Correcto. Como dije, ese es el Oficial Foster. El hombre tiene una mente como de caja fuerte.

—¿Nos podría llevar a la estación para una breve reunión informativa? —preguntó Kate— Pero solo usted y este Oficial Foster. Mantengámoslo entre unos pocos.

Barnes asintió con una mueca, al tiempo que se levantaba del asiento y tiraba la colilla en el patio. —¿Quieren considerar a Mercy como sospechosa sin que lo sepa mucha gente. ¿Correcto?

—Pienso que es tonto descartar la posibilidad sin indagar —dijo Kate—. Y mientras lo hacemos, sí, tiene razón. Mientras menos personas lo sepan, mejor.

— Llamaré a Foster de camino a la estación.

BajГі las escalinatas, observando a la reportera y a su cГЎmara. Eso hizo a Kate preguntarse si Г©l habГ­a tenido algГєn serio altercado con algГєn equipo reporteril, en los Гєltimos dos dГ­as.

Al subirse ella y DeMarco a su auto, lanzaron al equipo de noticias miradas de desconfianza. SabГ­a que en comunidades como Deton, un asesinato como este hacГ­a temblar la tierra. Y debido a ello, sabГ­a que los equipos reporteriles en estas zonas por lo general no se detendrГ­an ante nada para conseguir la historia.

Ello hizo que Kate se preguntara si había más historia aquí que lo que estaba viendo —y si era así, que necesitaría para conseguir todas las piezas.




CAPГЌTULO TRES


La estaciГіn de policГ­a de Deton era lo que Kate habГ­a esperado. Estaba metida en el extremo opuesto de la vГ­a principal, junto a la autopista, un sencillo edificio de ladrillos con una bandera ondeando en el techo. Unas patrullas se hallaban estacionadas a lo largo del costado, su escaso nГєmero un reflejo del pueblo mismo.

Adentro, una amplia estancia abarcaba la mayor parte del espacio. Un gran escritorio descansaba al frente, vacГ­o. De hecho, el lugar lucГ­a prГЎcticamente desierto. Siguieron a Barnes hasta la parte trasera del edificio, por un estrecho pasillo que conducГ­a a solo cinco habitaciones, una de las cuales estaba seГ±alada con una placa sobre la puerta donde se leГ­a Sheriff Barnes. Barnes las guiГі hasta la Гєltima habitaciГіn del corredor, una muy pequeГ±a dispuesta como una especie de sala de conferencias. Un oficial estaba sentado ante la mesa, hojeando una pequeГ±a pila de documentos.

—Agentes, les presento al Oficial Foster —dijo Barnes.

El Oficial Foster era un hombre joven, acercГЎndose probablemente a los treinta aГ±os de edad. TenГ­a el cabello cortado casi al rape y lucГ­a un ceГ±o fruncido. Kate podГ­a afirmar que era un oficial bastante serio. No iba a contar chistes para aliviar la tensiГіn y probablemente no se molestarГ­a en conversar para conocer a las agentes sentadas enfrente de Г©l.

A Kate le gustГі de inmediato.

—El Oficial Foster ha serivido principalmente como el enlace para este caso desde que recibimos la llamada del Pastor Poulson —explicó Barnes—. Cualquier pieza de información que haya venido hasta aquí ha pasado por sus ojos y oídos, y la ha añadido a los archivos del caso. Cualquier pregunta que tengan, es probable que él pueda responderla.

—Esos son demasiados elogios —dijo Foster—, pero ciertamente me esfuerzo.

—Bueno, ¿qué información tenemos sobre las personas con quienes hablaron los tres integrantes de la familia Fuller, aparte de entre ellos mismos, antes de que sucedieran los asesinatos? —preguntó Kate.

—Alvin Fuller habló con un viejo amigo de la secundaria mientras pagaba en el Citgo de la Autopista 44 —dijo Foster—. Regresaba a casa después del trabajo, paró para comprar cerveza, y así se encontraron. El amigo dice que simplemente charlaron acerca del trabajo y la familia. Cosas muy superficiales, por pura educación. El amigo dijo que Alvin no se veía extraño en modo alguno.

—En cuanto a Wendy Fuller, la última persona en hablar con ella aparte de su família fue un compañero de trabajo. Wendy trabajaba en el pequeño almacén de una empresa de transporte en las afueras del pueblo. El colega mencionado dijo que la última cosa que conversaron fue que a Wendy le preocupaba que Mercy comenzaba a interesarse vivamente en los chicos. Mercy, al parecer, recién se había besado por primera vez y Wendy temía lo que eso podía significar. Pero aparte de eso, las cosas parecían casi lo mismo de siempre.

—¿Y qué hay de Mercy? —preguntó DeMarco.

—La última persona con la que habló fue su mejor amiga, una chica de por aquí llamada Anne Pettus. Hemos hablado con Anne dos veces, para asegurarnos que contara la misma historia. Dijo que la última conversación que tuvieron fue acerca de un muchacho llamado Charlie. De acuerdo a Anne, este chico Charlie no era el novio de Mercy. Anne también nos dijo algo que choca un poco con lo que sus padres podrían haber sabido acerca de ella.

—¿Como una mentira? —preguntó Kate.

—Sí. de acuerdo al compañero de trabajo de Wendy, hablaron acerca de este supuesto primer beso. Pero de acuerdo a Anne Pettus, eso no es cierto. Aparentemente, Mercy tuvo su primer beso hace mucho tiempo.

—¿Era ella promiscua?

—Anne no diría eso. Solo dijo que tenía la certeza de que Mercy había hecho mucho más que darse un beso con un chico.

—Con respecto a su desaparición, ¿adónde apunta la evidencia en este momento? —preguntó Kate— ¿Se la llevaron o se fue porque quiso?

—A menos que ustedes dos encontraran algo nuevo en la casa, no hay evidencia que sugiera que Mercy fuera llevada en contra de su voluntad. En todo caso, tenemos pequeñas evidencias circunstanciales que sugieren que ella pudo haberse ido porque así lo quiso.

—¿Qué clase de evidencia?

—De acuerdo a Anne, Mercy tenía ahorrada una pequeña cantidad de dinero en efectivo. Incluso sabía dónde lo guardaba: en el fondo del cajón de los calcetines. Revisamos y había unos trescientos dólares ocultos allí. Eso de hecho contradice que se hubiera ido por su voluntad porque habría tomado ese dinero, ¿correcto? Sin embargo, la última cosa debitada en la tarjeta de crédito de Mercy fue llenar un tanque de gasolina. Eso fue dos o tres horas antes de que los cuerpos de sus padres fueran hallados. Antes de eso, dos días atrás, ella compró unos cosméticos tamaño viajero en un Target de Harrisonburg: cepillo de dientes, pasta de dientes, desodorante. Tenemos eso en el historial de su tarjeta de crédito al igual que la confirmación de Anne Pettus, que fue de compras con ella ese día.

—¿Llegó a preguntarle a Mercy por qué necesitaba cosméticos tamaño viajero? —preguntó Kate.

—Lo hizo. Mercy dijo que no le quedaba mucho en casa y detestaba sentirse como una niña pidiéndole a sus padres que compraran sus cosas.

—¿Y ningún novio conocido? —preguntó Kate.

—No, de acuerdo a Anne. Y parecía saber casi todo acerca de Mercy.

—Me gustaría hablar con Anne —dijo Kate—. ¿Piensa que ella estaría dispuesta o vamos a ser rechazadas?

—Ella estaría muy dispuesta —dijo Foster.

—Él tiene razón —añadió Barnes—. Ella incluso nos ha llamado varias veces entre una y otra entrevista para ver si tenemos nueva información. Ha sido de mucha ayuda. Igual que su familia, al permitir que hablemos con ella. Si quiere, podemos llamar y arreglar algo.

—Eso sería fantástico —dijo Kate.

—Ella es una chica fuerte —dijo Foster—. Pero entre usted y yo... Creo que ella podría estar ocultando algo. Quizás nada importante. Pienso que ella solo quiere asegurarse de no comunicar nada malo acerca de su mejor amiga.

Eso es incomprensible, pensГі Kate.

Pero ella tambiГ©n sabГ­a que el hecho de que fueran las mejores amigas serГ­a una razГіn mГЎs que suficiente para ocultar algo.



***



Los padres de Anne, como era de suponer, le habían permitido quedarse en casa. Cuando Kate y DeMarco llegaron a la residencia Pettus —localizada en un camino muy similar a aquel donde vivían los Fuller— los padres estaban parados en la puerta principal, aguardando. Kate pudo verlos a ambos a través de la puerta vidriada al estacionar el auto en la vía de acceso en U.

El Sr. y la Sra. Pettus salieron a su porche para encontrarse con las agentes. El padre mantenГ­a los brazos cruzados, con una mirada triste en su cara. La madre lucГ­a fatigada, los ojos enrojecidos y la postura encorvada.

Tras unas breves presentaciones, el Sr. y la Sra. Pettus fueron directo al punto. No eran groseros ni insistentes, eran simplemente padres preocupados que no querГ­an hacer pasar a su hija por ningГєn infierno, sin necesidad.

—Ella parece mejorar cada vez que habla de eso —dijo la Sra. Pettus—. Creo que mientras más tiempo pasa, comienza a comprender que su mejor amiga no está necesariamente muerta. Pienso que mientras más asimila la idea de que solo podría estar desaparecida, ella quiere ser de más ayuda.

—Dicho eso —añadió el Sr. Pettus—, yo apreciaría si ustedes mantienen las preguntas breves y tan esperanzadas como sea posible. No se equivoquen... No interferiremos mientras le hacen preguntas, pero si escuchamos algo que parezca molestarla, su tiempo con nuestra hija se habrá acabado.

—Eso es más que justo —dijo Kate—. Y tiene mi palabra de que pisaremos con cuidado.

El Sr. Pettus asintiГі y finalmente les abriГі la puerta principal. Cuando pasaron hacia adentro, Kate vio a Anne Pettus de inmediato. Estaba sentada en el sofГЎ con sus manos sujetadas entre sus rodillas. Como su madre, lucГ­a cansada y desgastada. Se le ocurriГі entonces a Kate que las adolescentes tendГ­an a sentirse fuertemente unidas a sus mejores amigas. Era incapaz de imaginar el tipo de emociones por las que esta joven estarГ­a pasando.

—Anne —dijo la Sra. Pettus—. Estas son las agentes que te dijimos que venían. ¿Todavía te parece bien hablar con ellas?

—Sí, mamá. Estoy bien.

Ambos padres hicieron una pequeГ±a indicaciГіn con la cabeza a Kate y DeMarco al tiempo que se sentaban a cada costado de su hija. Kate notГі que Anne no comenzГі a verse realmente incГіmoda hasta que sus padres la flanquearon.

—Anne —dijo Kate—, haremos esto rápido. Nos han informado de todo lo que le dijiste a la policía, así que no te pediremos que repitas todas esas cosas de nuevo. Bueno, con una excepción. Me gustaría saber del viaje de compras que tú y Mercy hicieron a Harrisonburg. Mercy compró varias cosas tamaño viajero, ¿correcto?

—Sí. Pensé que era extraño. Ella solo dijo que se le estaban acabando en casa. Pasta de dientes, un pequeño cepillo, desodorante, cosas como esas. Le pregunté porqué las compraba ella y no sus padres pero ella de alguna manera evitó responder.

—¿Sientes que ella era feliz en casa?

—Sí. Pero, es decir… tiene quince. Ama a sus padres pero odia este lugar. Ha estado hablando de mudarse de Deton desde que teníamos diez años.

—¿Alguna idea del porqué? —preguntó DeMarco.

—Es aburrido —dijo Anne. Miró a sus padres como pidiendo perdón—. Es decir, soy un poco mayor que Mercy; tengo dieciséis y una licencia, y ella y yo vamos aquí y allá a veces. De compras. Al cine. Pero tienes que conducir como una hora para hacer algo de eso. Deton está muerto.

—¿Sabes adónde quería mudarse?

—Palm Springs —dijo Anne riendo—. Vio un programa donde la gente asistía a una fiesta en Palm Springs y pensó que era lindo.

— ¿Tenía ella una universidad en particular a la que le hubiera puesto el ojo?

—No lo creo. Quiero decir fue poca la información que nos suministraron en la escuela, pero ella miró con insistencia el material de UVA y Wake Forest. Pero… Sí, no lo sé.

—¿Puedes decirnos algo acerca de Charlie? —preguntó Kate— Vimos su nombre en el diario y sabemos que eran lo suficientemente cercanos como para darse un pequeño beso entre clases. Pero la policía nos contó que tu dijiste que Mercy no tiene novio.

—No lo tiene.

Kate notГі de inmediato cГіmo el tono de Anne cambiГі un poco con este comentario. Su postura tambiГ©n pareciГі volverse mГЎs rГ­gida. Aparentemente, este era un tema sensitivo. Pero, como ella solo tenГ­a diecisГ©is y ambos padres estaban sentados al lado de ella, Kate sabГ­a que no podГ­a acusar directamente a la chica de estar mintiendo. TenГ­a que abordarlo de otra manera. QuizГЎs habГ­a unos oscuros secretos con respecto a su amiga de los cuales ella simplemente no querГ­a hablar.

—¿Entonces ella y Charlie son solo amigos? —preguntó Kate.

—Algo así. Es decir pienso que quizás se gustaban entre sí pero no querían salir en una cita, ¿sabe?

—¿Que tú sepas, ella y Charlie hicieron alguna vez algo más que besarse?

—Si lo hicieron, Mercy nunca me dijo. Y ella me lo dice todo.

—¿Sabes si había secretos que le ocultara a sus padres?

De nuevo, Kate notó que la incomodidad asomaba al rostro de Anne. Era algo fugaz y casi imperceptible, pero podía reconocerla al cabo de tantos casos anteriores —particularmente aquellos donde los adolescentes estaban involucrados. Una rápida mirada, revolverse en el asiento, contestar de inmediato sin pensar la respuesta o tomarse demasiado tiempo para producir otra.

—De nuevo, si lo hizo, nunca me dijo.

—¿Qué hay de un trabajo? —preguntó Kate— ¿Estaba Mercy trabajando en algún lado?

—No recientemente. Estuvo trabajando unas diez horas a la semana como tutora de unos niños de la escuela hace unos meses. En álgebra, creo. Pero lo cancelaron porque no había suficientes niños interesados en obtener ayuda.

—¿Ella lo disfrutó? —preguntó DeMarco.

—Supongo que sí.

—¿No hubo historias de horror del sitio donde ejercía la tutoría?

—Nada de eso me dijo.

—Pero te sientes segura de que Mercy te contaba todo acerca de su vida, ¿correcto? —preguntó DeMarco.

Anne pareció incomodarse un poco ante la pregunta. Kate se preguntó si era la primera vez que ella era confrontada de esa manera —cuestionando algo que ella había expresado como verdadero.

—Eso creo —dijo Anne—. Éramos… somos las mejores amigas. Y digo que somos porque ella está todavía viva. Yo lo sé. Porque si ella está muerta…

El comentario flotó en el aire por un momento. Kate pudo ver que la emoción en el semblante de Anne era real. Basándose en su expresión, podía afirmar que la chica empezaría a llorar pronto. Y si llegaba a eso, Kate estaba segura que sus padres les pedirían que se fueran. Eso significaba que no tenían mucho tiempo —y eso significaba que Kate iba a tener que presionar un poco si esperaba conseguir respuestas.

—Anne, queremos llegar al fondo de esto. Y, como tú, estamos trabajando bajo la presunción de que Mercy está todavía viva. Pero, si puedo ser honesta contigo, en los casos de personas desaparecidas el tiempo es el enemigo. Mientras más tiempo pasa, más pequeñas son las posibilidades de averiguar que pasó con ella. Así que, por favor... si hay algo que te haya costado decir a las autoridades locales de Deton, es importante que nos lo digas. Yo sé que en un pueblo así de pequeño, te preocupa lo que los demás pensarán y...

—Creo que es suficiente —dijo el Sr. Pettus. Se puso de pie y caminó hacia la puerta —No aprecio que esté insinuando que nuestra hija haya estado ocultando algo. Y puede mirarla y decir que ella comienza a molestarse.

—Sr. Pettus —dijo DeMarco—. Si Anne está...

—Hemos sido más que comprensivos dejando que hable con las autoridades, pero hasta aquí llegamos. Ahora, por favor… márchense.

Kate y DeMarco intercambiaron miradas de derrota mientras se incorporaban. Kate dio tres pasos hacia la puerta antes de ser detenida por la voz de Anne.

—No… esperen.

Los cuatro adultos se giraron hacia Anne. Las lГЎgrimas rodaban por sus mejillas y habГ­a una cierta gravedad en sus ojos. MirГі a sus padres por un instante y luego apartГі con rapidez la vista, como si estuviera avergonzada.

—¿Qué pasa? —preguntó la Sra. Pettus a su hija.

—Mercy tiene un novio. Algo así. Pero no es Charlie. Es este otro chico... y ella nunca se lo dijo a nadie porque si sus padres se enteraran, se habrían vuelto como locos.

—¿Cómo así? —preguntó Kate.

—Es este chico que vive cerca de Deerfield. Es mayor que ella… tiene diecisiete.

—¿Y estaban saliendo en citas? —preguntó DeMarco.

—No creo que fueran citas. Solo se veían. Pero cuando se juntaron, creo… Bueno, creo que solo fue algo físico. A Mercy le gustaba porque era un chico mayor que estaba prestándole atención, ¿entienden?

—¿Y por qué no lo iban a aprobar sus padres? —preguntó Kate.

—Bueno, primero por la edad. Mercy tiene quince y este chico tiene casi dieciocho. Pero está también su reputación. Abandonó la secundaria, anda con gente poco recomendable.

—¿Sabes si la relación fue sexual? —preguntó Kate.

—Ella nunca me dijo. Pero creo que eso pudo haber sido porque siempre que bromeaba con ella al respecto, se quedaba callada.

—Anne —dijo el Sr. Pettus—, ¿por qué no le dijiste a la policía?

—Porque no quería que la gente pensara mal de Mercy. Ella es… ella es mi mejor amiga. Ella es gentil y amable… este tipo es basura. No comprendo por qué le gusta.

—¿Cuál es su nombre? —preguntó Kate.

—Jeremy Branch.

—Dices que dejó la escuela. ¿Sabes en qué trabaja?

—En nada no creo. Trabaja con árboles aquí y allá, cortando ramas y ayudando a los madereros. Pero de acuerdo a Mercy, simplemente se sienta junto a la casa de su hermano mayor y bebe la mayor parte del día. Y no estoy segura, pero creo que vende drogas.

Kate casi lo sentГ­a por Anne. Las miradas en los rostros de sus padres dejaban en claro que tendrГ­an una seria conversaciГіn con ella, una vez que Kate y DeMarco se marcharan. Sabiendo esto, Kate caminГі hacia Anne y tomГі asiento en el mismo lugar que el padre habГ­a ocupado solo un minuto antes.

—Sé que fue duro para ti —dijo Kate—. Pero hiciste lo correcto. Nos has dado una pista y ahora quizás lleguemos al fondo de todo. Gracias, Anne.

Dicho eso, hizo una inclinación de cabeza a los padres de Anne y salió. En el camino hacia el auto, DeMarco sacó su teléfono. —¿Sabes dónde está Deerfield? —preguntó.

—Como a veinte minutos, internándose en los bosques —dijo Kate—. Si pensabas que Deton era pequeño, no has visto nada.

—Llamaré al Sheriff Barnes y veré si puede conseguir la dirección.

Estaba haciendo exactamente eso al tiempo que se subГ­an al auto. Kate se sintiГі de repente llena de energГ­a. TenГ­an una pista, el apoyo de la policГ­a local, y casi todo un dГ­a por delante. Al arrancar, no pudo dejar de sentirse esperanzada.




CAPГЌTULO CUATRO


Aunque DeMarco habГ­a recibido una direcciГіn muy precisa de parte de Barnes, Kate no pudo evitar preguntarse si Barnes no se habГ­a equivocado, o si algo se habia se habГ­a quedado sin ser transmitido en la comunicaciГіn. Vio la direcciГіn cinco minutos despuГ©s de pasar por los lГ­mites del pueblo de Deerfield, pintada de mala manera con letras negras en el costado de un sucio buzГіn. Pero, como casi todo lo demГЎs en Deerfield, Virginia, mГЎs allГЎ del buzГіn todo era bosque y campo abierto.

Como a medio metro del buzГіn, vio el trazado de lo que presumiГі era una vГ­a de acceso. La maleza habГ­a crecido a lo largo del costado, ocultando la mayor parte de la entrada. IngresГі a la vГ­a y se encontrГі con que era un estrecho camino de tierra que conducГ­a a un espacio abierto, mГЎs ancho, varios metros mГЎs adelante. Supuso que lo que estaba mirando era un gran patio al frente que no habГ­a visto una cortadora de cГ©sped en mucho tiempo. HabГ­a tres autos, dos de los cuГЎles lucГ­an como chatarra, estacionados en el patio. Se hallaban colocados a lo largo de una franja de tierra que venГ­a siendo el final de la vГ­a de acceso.

A unos metros de los autos, no muy lejos de los ГЎrboles que pertenecГ­an al bosque que se extendГ­a mГЎs allГЎ, habГ­a un enorme trГЎiler. Era del tipo que estaba decorado como una casa en su parte externa y, que de haber estado bien cuidado se verГ­a como un lugar mГЎs bien bonito. Pero el porche principal se veГ­a ligeramente inclinado, y uno de los soportes se habГ­a caГ­do por completo. Faltaba tambiГ©n el canalГіn en uno de los lados de la casa y, por supuesto, estaba el patio lleno de maleza.

Kate y DeMarco aparcaron junto a la chatarra y lentamente se aproximaron a la casa. El cГ©sped, que mayormente era maleza, llegaba hasta las rodillas de Kate.

—Me siento como en un safari —dijo DeMarco—. ¿Tienes un machete?

Kate riГі suavemente, con los ojos puestos en la puerta principal. Entre los.estereotipos y la informaciГіn de Anne Pettus sentГ­a que sabГ­a lo que encontrarГ­an adentro: Jeremy Branch y su hermano mayor, sentados sin hacer nada. El lugar olerГ­a a tierra, basura, y puede que incluso a marihuana. HabrГ­a botellas de cerveza regadas por entre los muebles baratos, que estarГ­an apuntando a un relativamente bonito aparato de televisiГіn. Ella habГ­a visto este decorado en incontables ocasiones, cuando se trataba de jГіvenes vividores pertenecientes a las zonas rurales.

Avanzaron hasta el porche y Kate tocГі la puerta. PodГ­a oГ­r el murmullo de la mГєsica que provenГ­a de adentro, algo metГЎlico pero con un volumen bajo. EscuchГі tambiГ©n los pesados pasos aproximГЎndose a la puerta. Al abrirse unos segundos despuГ©s, fue saludada por un hombre de aspecto juvenil que tenГ­a puesta una camiseta sin mangas y un short kaki. Una barba incipiente sombreaba su rostro. Todo su brazo izquierdo estaba tatuado y ambas orejas estaban horadadas.

En principio sonriГі al ver a las dos mujeres en su porche, pero luego pareciГі comprender lo que eran en realidad. No eran solo dos mujeres, eran dos mujeres vestidas de manera profesional con una mirada seria en sus caras.

—¿Quiénes son ustedes? —preguntó.

DeMarco mostró su placa, dando un paso hacia la puerta. —Agentes DeMarco y Wise —dijo—. Esperábamos poder hablar con Jeremy Branch.

El joven pareció sinceramente confundido y algo temeroso. Se apartó un poco de la puerta, mirando a una y otra con cautela. —Ese... Bueno, ese soy yo. Pero, ¿para qué me necesitan?

—Suponemos que ya ha escuchado las noticias acerca de una chica de Deton —dijo Kate—. Una chica de nombre Mercy Fuller.

La mirada en su rostro le dijo a Kate todo lo que necesitaba saber. Sin decir palabra, Jeremy no hizo sino confirmar que conocГ­a a Mercy. AsintiГі y luego mirГі hacia el interior del trГЎiler, quizГЎs buscando la ayuda de su hermano mayor.

—¿Puede confirmarme eso? —preguntó Kate.

—Sí, lo escuché. Ella desapareció. Sus padres fueron asesinados, ¿correcto?

—Correcto. Sr. Branch, ¿podemos por favor entrar y hablar un momento?

—Bueno, esta no es mi casa. Pertenece a mi hermano. Y no sé si él...

—No sé si sabe cómo funciona esto —dijo Kate—. Nos gustaría pasar y charlar. Lo podemos hacer aquí o, basándonos en lo que hemos oído de usted, podemos hacerlo en la estación de policía de Deton. Usted decide.

—Oh —dijo. El muchacho se vio absolutamente arrinconado, como un animal que frente a la amenaza busca una salida—. Bueno, entonces, supongo que puedo...

Entonces se interrumpiГі tirГЎndoles la puerta en sus caras. Luego del tremendo golpe de esta acciГіn inesperada, Kate pudo escuchar rГЎpidas pisadas en la casa.

—Está huyendo —dijo Kate.

Pero antes de que pudiera abrir la puerta de nuevo, DeMarco ya estaba saltando del porche para dirigirse a la parte trasera del trГЎiler. Kate sacГі su arma, empujГі la puerta para abrirla, y pasГі adentro.

EscuchГі otras pisadas en el interior del trГЎiler, mГЎs allГЎ, y luego el sonido de otra puerta abriГ©ndose. Una puerta trasera, pensГі Kate. Esperemos que DeMarco lo detenga.

Kate corriГі por la casa, encontrando que sus presunciones eran correctas. HabГ­a un tenue aroma a hierba, mezclado con el olor de la cerveza derramada. DespuГ©s de pasar corriendo por la cocina, entrГі a un pasillo que conducГ­a a dos dormitorios. AllГ­, al final del corredor, una puerta trasera estaba todavГ­a girando sobre sus goznes luego que alguien acabara de salir corriendo por ella. Ella acelerГі hacia la puerta y la abriГі del todo, lista para atacar de ser necesario. Pero ella habГ­a visto el miedo en los ojos de Jeremy. Г‰l no iba a atacar en modo alguno, su Гєnica intenciГіn era dejarlas atrГЎs. Y si lograba llegar al bosque que estaba a no mГЎs de cinco metros de distancia de la puerta trasera, bien podrГ­a ser capaz de hacerlo.

Lo vio, yendo como centella hacia los ГЎrboles, pero tambiГ©n vio a DeMarco. Ella se estaba acercando desde el costado izquierdo de la casa. No se habГ­a molestado en sacar su arma ni le gritaba a Jeremy que se detuviera. Kate estaba asombrada por lo rГЎpida que era su pareja; iba disparada tras Jeremy a una velocidad que fГЎcilmente superaba a la del adolescente.

Lo atrapГі justo cuando Jeremy habГ­a alcanzado los primeros ГЎrboles que conducГ­an al interior del bosque. DeMarco estirГі la mano, lo sujetГі por el hombro y lo hizo girar para que le diera la cara. Al hacerlo, terminГі girando en redondo antes de perder el equilibrio y caer en el suelo.

Kate dio varios pasos apresurados y se uniГі a DeMarco, ayudГЎndola a esposar a Jeremy Branch.

—Al correr —dijo Kate—, nos haces pensar que tienes algo que esconder. Y has hecho más fácil nuestra elección. Hablaremos contigo en la estación.

Jeremy Branch no tuvo nada que decir. Jadeaba con fuerza mientras DeMarco se esforzaba en ponerlo de pie con las manos esposadas a la espalda. Se veГ­a confundido y algo atontado mientras lo lllevaban al auto. Y cuando mirГі de manera nerviosa hacia el trГЎiler, Kate tuvo la seguridad de que hallarГ­a evidencia sospechosa para poner en aprietos a Jeremy y a su hermano, incluso apartando lo de la desapariciГіn de Mercy Fuller.



***



El registro de la casa no tomГі mucho tiempo. Mientras DeMarco permanecГ­a afuera, Kate recorriГі el lugar y en quince minutos, encontrГі mГЎs que suficiente para poner en aprietos a los hermanos Branch.

Doscientos gramos de cocaГ­na fueron hallados en uno de los dormitorios, junto con media docena de pastillas de ecstasy. En el otro cuarto, habГ­a varias bolsas plГЎsticas con hierba, otra docena de pastillas de ecstasy, y unos frascos de medicamentos para el dolor que requerГ­an prescripciГіn. Lo mГЎs interesante fue cuando Kate encontrГі un pequeГ±o cuaderno negro debajo de la cama de la segunda habitaciГіn. LucГ­a como una especie de cuaderno de cuentas, donde se registraba quiГ©n debГ­a dinero y por quГ©.

TambiГ©n supuso que el primer dormitorio que habГ­a registrado era el de Jeremy Branch. SabГ­a esto debido a una foto mГЎs bien provocativa que estaba junto a su cama, que los mostraba a Г©l y a Mercy Fuller, casi desvestidos. Pero no pudo hallar diarios, ni portГЎtil, nada que pudiera darle pistas de su participaciГіn en la desapariciГіn de ella o en la muerte de los padres.

EncontrГі una cosa destacable, sin embargo. Algo que contestaba al menos una pregunta. En el pequeГ±o baГ±o junto al cuarto de Jeremy, Kate hallГі una pasta de dientes nueva tamaГ±o viajero, desodorante femenino y un cepillo dental nuevo en miniatura. Aparentemente, Mercy habГ­a comprado esas cosas para tenerlas aquГ­, tratando de cubrir cualquier traza de contacto Г­ntimo con un muchacho antes de ir a casa.

Salió, vadeando el césped crecido para llegar al auto. —Todas las cosas tamaño viajero están en el baño de Jeremy. Aparentemente, Mercy las mantenía todas aquí.

—Eso es… lindo, supongo.

—O un poco obsesivo —sugirió Kate mientras se ponía tras el volante—. Además, ahora conocemos una de las razones por las que corrió.

Desde el asiento trasero, Jeremy habló. En su voz había pánico y temblaba de miedo. —Todo eso es de mi hermano.

—¿Así que él guardaba algo de eso en tu cuarto?

—Sí, él lo vende y... y...

—Ahorra tu energía para la estación —dijo Kate—. A decir verdad, las drogas son secundarias en este momento.

—No tengo nada que ver con Mercy o sus padres —dijo—. Lo juro.

—Espero que no —dijo Kate mientras el auto comenzaba a avanzar—. Pero supongo que tendremos que esperar y ver.




CAPГЌTULO CINCO


Esta vez, cuando entraron a la EstaciГіn Policial de Deton, el enorme escritorio al frente de la estancia estaba ocupado por una mujer que se veГ­a como si hubiera sido sembrada allГ­ y nunca se hubiera ido. MГ­nimo tenГ­a sesenta aГ±os y cuando mirГі a Kate, DeMarco, y Jeremy Branch, les brindГі una sonrisa muy bien ensayada. Cuando se dio cuenta de lo que estaba pasando, sin embargo, la sonrisa se desvaneciГі y se condujo con aire profesional.

—¿Son ustedes las agentes? —preguntó.

—Sí, señora —dijo DeMarco—. ¿Dónde podemos poner al Sr. Branch?

—En la sala de interrogación por ahora. Llamaré al sheriff y le informaré que están aquí. Síganme.

La mujer las condujo a travГ©s de la estancia, por el mismo corredor por donde las habГ­a llevado Barnes mГЎs temprano. AbriГі la puerta de la.segunda habitaciГіn a la derecha. Se veГ­a casi igual a aquella donde habГ­an conocido al Oficial Foster ese mismo dГ­a. HabГ­a un viejo y desvencijado escritorio con una silla colocada a cada lado.

—Siéntate —dijo DeMarco, dándole a Jeremy un ligero empujón en dirección a la mesa.

Jeremy hizo lo que le pidieron, sin resistirse. Una vez que se hubo sentado, puso sus manos esposadas delante de Г©l, y las contemplГі.

—¿Cómo era la relación entre tú y Mercy Fuller? —preguntó Kate.

—Apenas la conocía.

—Vi una foto en tu cuarto que dice otra cosa.

—¿Qué dirían si les digo que ella era… Bueno, así de amistosa con la mayoría de los chicos?

—Diría que es una acusación bastante atrevida en contra de alguien. Especialmente en un pueblo como este, y acerca de una chica que acaba de perder a sus padres.

Jeremy suspirГі y se encogiГі de hombros. Su desenfado estaba exasperando a Kate, pero esta se esforzГі en seguir actuando de manera profesional.

—Se los dije… No sé nada de esa familia.

—Estás mintiendo —dijo Kate—. Y esta es la situación. Puedes continuar mintiendo, pero este es un pueblo pequeño, chico, y puedo descubrir tu mentira con bastante facilidad. Y si descubro que me estás mintiendo, entonces comenzaremos a indagar en lo de las drogas. Quizás encontremos a algunas de las personas que tu no tan brillante hermano ha anotado en ese cuaderno negro que está debajo de su cama. Quizás les digamos que nos contaste dónde hallar el cuaderno.

Los ojos de Jeremy se abrieron mГЎs ante este pensamientos y comenzГі a revolverse en su asiento. Kate tambiГ©n se preguntГі si habГ­a una carta que jugar con respecto al hermano mayor. Se preguntГі cuГЎl de los dos se quebrarГ­a primero bajo la presiГіn.

Pero aparentemente, no tendrГ­a que irse por esa ruta. PrГЎcticamente pudo anticipar el momento en el que Jeremy Branch decidiГі que su propia conservaciГіn era lo mГЎs importante.

—Bien, la conozco. Pero no estábamos saliendo en citas ni nada de eso. Solo nos juntábamos de vez e cuando.

—¿Entonces era una relación de tipo sexual?

—Sí. Y eso era todo lo que era.

—¿No te importaba que tuviera quince?

—En cierto modo. Suponía que rompería con ella en cuanto yo cumpliera los dieciocho. Así no me metería en problemas, ¿entiende?

—¿Cuándo fue la última vez que la viste? —preguntó DeMarco.

—Hace como una semana.

—¿Vino ella a tu casa?

—Sí. Teníamos una especie de consigna. Cuando ella quería venir, me mandaba un texto y yo la recogía en Waterlick Road. Ella le decía a su familia que iba a casa de una amiga y yo la recogía e íbamos a mi casa.

—¿Desde hace cuánto está pasando esto? —preguntó Kate.

—Cuatro o cinco meses. Pero miren, se que suena sucio o algo así, pero en realidad no la.conozco bien. Solo era sexo. Eso era todo. Era su primera... y ella tenía cierta curiosidad, ¿entienden? No era una loca por el sexo ni nada de eso, pero nos vimos muchas veces.

—Creo que dijiste que ella era amigable con la mayoría de los chicos —dijo DeMarco.

Su Гєnica respuesta a esta aparente mentira en su intento de salvarse fue encogerse de hombros.

—¿Qué hay de sus padres? —preguntó Kate— ¿Qué nos puedes decir acerca de ellos?

—Nada. Sé quién era su papá, ¿entienden? Quiero decir es un pueblo pequeño. De alguna manera conoces a todo el mundo. Además, ella siempre solía bromear con que si su papá averiguaba que estábamos echando un... teniendo sexo —dijo, aparentemente por no parecerle apropiado usar otra terminología delante de dos mujeres agentes—, él me mataría.

—¿Y tú le creías?

—No lo sé. Pero supongo que sí. A un chico nunca le gusta pensar que el padre de la chica con la que está durmiendo se enterará. Yo no sabía qué pensar de sus padres. Quiero decir que ella los odiaba. Como que los despreciaba, ¿entienden?

—¿Era así?

—Basado en la manera cómo hablaba de ellos, sí, eso creo. Si puedo...

Se detuvo allГ­ y pareciГі pensar en algo por un minuto. MirГі entonces a Kate y DeMarco como si estuviera determinando hasta dГіnde podГ­a llegar.

—¿Qué pasa? —preguntó Kate.

—Miren. Sí, es una vergüenza que hayamos dormido juntos unas veinte veces y yo no la conozca bien. Pero siempre pensé que era algo extraño que hablara así de sus padres.

—¿Como qué?

Antes de que pudiera responder, tocaron la puerta. El Sheriff Barnes la abriГі y asomГі su cabeza. Hubo un rГЎpido intercambio de miradas entre Barnes y Jeremy, lo que hizo pensar a Kate que probablemente esta no era la primera vez que Jeremy pasaba tiempo en esta habitaciГіn.

—¿Jeremy Branch? —preguntó— ¿Qué diablos.está haciendo aquí?

—¿Quieres decirle o lo hacemos nosotras? —preguntó DeMarco. Le dio a Jeremy unos segundos y como no rompió a hablar, se lo contó rápidamente a Barnes— Dormía con Mercy Fuller… hasta la semana pasada. Nos estaba diciendo lo extraño que le parecía que Mercy hablara de manera negativa de sus padres. Que los odiaba.

—¿Durmiendo con ella? —preguntó Barnes— Diablos, hijo… ¿qué edad tienes?

—Diecisiete. No cumplo dieciocho hasta el otro mes.

—Continúa —dijo Kate, trayéndolo de nuevo al punto—, cuéntanos qué tipo de cosas decía Mercy acerca de sus padres.

—Solo cómo ellos no la dejaban hacer nada. Cómo no confiaban en ella. Creo que tenía mala entraña con su madre porque al menos dos o tres veces dijo algo como �quiero matar a esa perra’. Odiaba a su mamá.

—¿Alguna vez habló de la relación entre sus padres? —preguntó Kate.

—No. Raramente hablaba de ellos. Se desahogaba por un rato, se volvía un poco loca, y entonces ahí era cuando solíamos tener sexo. Yo… No lo sé. Nunca pensé que en realidad lo haría.

—¿Hacer qué? —preguntó Barnes.

Jeremy los miró como si no hubiesen entendido. —¿En serio? Miren... como dije. Ella parece como inocente, aparte de ser una especie de ninfa, pero si buscan al asesino de sus padres... búsquenla a ella. Les garantizo que Mercy asesinó a sus padres y luego se largó del pueblo.




CAPГЌTULO SEIS


Hasta el momento, nadie habГ­a tomado asiento al otro lado del escritorio. Kate, DeMarco, y Barnes estaban todavГ­a de pie. Pero cuando Jeremy hizo tan grave declaraciГіn, el Sheriff Barnes caminГі lentamente hasta la silla y se sentГі al frente del muchacho. HabГ­a una mezcla de furia y tristeza en sus ojos al apuntar con un dedo acusador a la cara de Jeremy

—He sido sheriff en este pueblo por dieciséis años. Conocí a Wendy y Alvin Fuller bastante bien. Y hasta donde sé, Mercy Fuller era una joven correcta. Ciertamente no una basura problemática como tú. Así que si te vas a sentar aquí y lanzar tal acusación, te sugiero que tengas una buena historia para respaldarla.

Jeremy asintió, bastante asustado ahora. —La tengo.

Barnes cruzГі sus brazos, se recostГі en la silla, y mirГі con desdГ©n a Jeremy. Cuando este comenzГі a hablar, sus ojos no se despegaron de Barnes. Si Kate tuviera que hacer una conjetura, dirГ­a que a Г©l le preocupaba que Barnes se lanzara de un momento a otro sobre Г©l para estrangularlo.

—Habíamos estado retozando por tres o cuatro semanas la primera vez que mencionó lo de escapar de su casa. Me preguntó si me quería ir con ella. Dijo que quería ir a algún lugar de Carolina del Norte o algo así. Me burlé de ella porque no le veía la gracia a lo de mudarse al estado de al lado, ¿saben? Además, no me gustaba ella siendo así. Mi hermano bromeaba conmigo sobre que una chica se obsesiona con el primer chico con el que duerme. Supongo que así fue. En todo caso, no había forma de que yo me fugara con ella. Pero la manera cómo hablaba de eso, podías afirmar que de hecho lo pensó.

—¿Crees que quería escapar solo por lo mucho que detestaba a sus padres? —preguntó Kate.

—Eso supongo. Quiero decir es la única razón en la que podría pensar que haría que ella quisiera dejar su casa. Quiero decir… mis padres son unos imbéciles, también. Pero yo no me escapé ni nada de eso.

—No —dijo Barnes—. Solo te mudaste tres kilómetros más allá al tráiler de tu hermano. Quizás Mercy no tenía una opción como esa.

—Aún así —dijo Kate, asegurándose de que Barnes no se saliera el tema—, ¿estás seguro de que ella hablaba en serio cuando hablaba de escapar? ¿No simplemente llenar tu cabeza de fantasías para que permanecieras con ella?

—No. Pero vivía diciendo que su madre se volvería loca tratando de encontrarla, no porque en verdad quisiera encontrarla sino porque sentiría que Mercy le había ganado una al escapar.

—¿Sabes si había algún abuso en su casa? —preguntó DeMarco.

—No lo creo. No recientemente, en todo caso. Ella me contó una vez acerca de cómo su madre la arrastró y le pegó en la cara cuando tenía once o doce.

—¿Y juras que ella en realidad llegó a decir que iba a asesinarlos? —preguntó Kate.

—Unas pocas veces, lo hizo. Decía 'no puedo esperar a matarlos'. Y entonces hablaba de cómo lo haría con un cuchillo o una pistola. Realmente le gustaba hablar de eso. Pero yo le decía que se callara. Cuando Mercy y yo nos juntábamos, era solo por el sexo. Y yo no quería escuchar lo que pensaba acerca de asesinar a sus padres antes de que lo hiciéramos, ¿entienden?

Kate sopesГі todo una vez Jeremy dejГі de hablar y mirГі a los tres. HabГ­a mentido al decir que Mercy era promiscua. Kate se preguntГі si todo lo demГЎs era tambiГ©n una mentira.

Se inclinó hacia el Sheriff Barnes que estaba todavía sentado y susurró en su oído: —¿Podemos hablar afuera por un momento?

Г‰l asintiГі y se levantГі, casi teniendo que despegar sus ojos de Jeremy. No se limitГі salir caminando de la habitaciГіn, sino que con sus gestos hizo evidente su furia. Antes de intercambiar palabras con Kate o DeMarco que le siguieron, fue derecho a su oficina. Sostuvo la puerta abierta para que ellas pasaran y luego la cerrГі.

Entonces, dijo: —Mierda.

—¿Piensa que está diciendo la verdad? —preguntó Kate.

—Creo que hay suficientes detalles verdaderos en su historia para hacerla creíble. Esa pequeña historia acerca de Wendy Fuller golpeando a Mercy… realmente sucedió. Mercy llamó a la policía. No estaba triste cuando lo hizo. Fue hace como cinco años, pero lo recuerdo bien. Buscaba una retaliación. Quería asegurarse que su madre se viera metida en un problema. Pero al final, solo se requirió que nos sentáramos con la familia y todo terminó bien. Wendy tenía un problema con la bebida en ese entonces. Hasta donde sé, ha estado sobria en los últimos dos años. En cuanto a este asunto de que Mercy odia con ganas a sus padres… simplemente no lo sé con certeza.

—Todo lo que está diciendo es exactamente lo opuesto que dijo Anne Pettus. Ella dijo que Mercy amaba a sus padres… que se llevaban muy bien.

—Aquí es donde me atasco —dijo Barnes—. Jeremy Branch y su hermano mayor no son más que unos problemáticos. He arrestado a su hermano dos veces por posesión de drogas y una vez por conducta lasciva en la parte trasera de su camioneta en un camino secundario. En cuanto a Jeremy, lo he tenido aquí solo una vez, por hurto. Pero siempre supuse que sería cuestión de tiempo que se volviera un asiduo visitante.

—¿Tendría él alguna necesidad de mentir al decir que Mercy es potencialmente la asesina? —preguntó DeMarco.

—Simplemente no lo sé. Pero… tiene bastante sentido, ¿correcto? La chica se harta de sus padres, los asesina, y luego escapa.

Kate asintiГі. RecordГі su propio escenario imaginado con Mercy aproximГЎndose a sus desprevenidos padres y matando a ambos antes de que el segundo en ser asesinado tuviera certeza de lo que estaba sucediendo.

—¿Cuánto tiempo tiene Jeremy viviendo con su hermano? —preguntó Kate.

—No lo sé. Como un año. Antes de eso, sin embargo, vivía de manera intermitente con él. Randy Branch, un inútil de veinticinco años. Sus padres se divorciaron hace como diez años. Randy se consiguió su propia casa en cuanto pudo, ese miserable doble tráiler en el límite del bosque. Por un tiempo, creo que Jeremy vivía alternativamente con uno de sus padres, pero luego su madre se mudó donde su familia en Alabama. Después de eso, creo que su padre dejó en cierto modo de cuidarlo.

—¿Pero vive por aquí?

—Sí, en Waterlick Road.

—¿Sabe si Jeremy se queda con él?

—No personalmente. Escucho rumores, sin embargo. Y uno de esos rumores es que Randy organiza estas fiestas picantes. Orgías, supongo, no lo sé. Y él no permite que Jeremy se quede. Así que por lo que he escuchado, en los fines de semana que tiene estas fiestas, Jeremy se queda con su viejo. Hizo una pausa, y casi con escepticismo añadió: —¿Están pensando que fue Mercy?

—¿Lo piensa usted?

Él se encogió de hombros. —No quiero creerlo, pero está empezando a verse así. Si soy honesto, es una conclusión que comencé a considerar incluso antes de que ustedes se presentaran.

—Retengamos a Jeremy un rato más —dijo Kate—. Mientras, ¿podría hacer que alguien busque la dirección y la información de contacto del padre de Jeremy?

—Sí, pondré a Foster en eso —dijo, alcanzando su teléfono—. Estará encantado de poder añadir un poco más de información a los archivos del caso.

Kate y DeMarco salieron de la oficina, regresando a la estancia principal de la estación. Hablando en voz baja, preguntó a DeMarco: —¿Crees que Jeremy Branch está diciendo la verdad?

—Simplemente no lo sé. Su historia ciertamente suma y conecta muchos puntos. Pero también sé que con todas las drogas halladas en esa casa, tiene todos los motivos del mundo para cubrir su trasero y desviar la atención lejos de él.

—No puedo dejar de preguntarme si él mismo tiene que ver con las muertes —dijo DeMarco—. Un chico mayor, que quiere tener a una chica más joven bajo control. Si ella verdaderamente odiaba a sus padres y él estaba suficientemente loco, ¿no sería un sospechoso?

Era una lГ­nea de pensamiento muy prometedora, una que Kate habГ­a considerado. No la habГ­a descartado, esperando que una visita a la casa del padre de Jeremy les brindarГ­a mГЎs informaciГіn.

—¿Agentes?

Ambas se giraron para ver a Barnes saliendo de su oficina. Le entregó a Kate una tira de papel y asintió. —Esa es la dirección de Floyd Branch. Una advertencia… él puede portarse algo grosero. Placas y todo lo demás le importan muy poco.

—Es la mitad del día —dijo Kate—. ¿Está seguro de que estará en casa?

—Sí. Trabaja con motores pequeños y cosas como esas en su garaje —Barnes miró su reloj y sonrió—. Son alrededor de las tres treinta, así que apuesto lo que sea que ya ha comenzado a beber. Si fuera ustedes, me dirigiría ahora mismo... antes de que se emborrache. ¿Quieren respaldo? Él es un rústico. No sé de que otra manera explicarlo. Va a ver a dos mujeres que no conoce y no las va a tomar en serio.

—Suena encantador —dijo Kate—. Seguro. Venga con nosotros, Sheriff. Mientras más, mejor.

Honestamente no creía en ese pequeño detalle pero conocía a la clase de hombre que Barnes estaba describiendo. Había visto muchos así en el Sur sobre todo. Había zonas rurales donde los hombres nada sabían del mundo, no solo le faltaban el respeto a las mujeres sino que eran incapaces de verlas como sus iguales… aun cuando cargaran una placa y un arma.

Dejaron juntos la estaciГіn, dirigiГ©ndose al auto rentado del BurГі que DeMarco habГ­a traido desde Washington. Vaya, eso fue apenas esta maГ±ana, pensГі.

Le hizo pensar en Allen y en los planes que había tratado de hacer para ambos —una rápida escapada a las montañas para beber vino, dormir y hacer otras cosas en la cama que no eran exactamente dormir .

Y al tiempo que le entristecГ­a perderse aquello, estaba dispuesta a admitir que igualmente estaba excitada en ese momento, con un caso desplegГЎndose delante de ella. TodavГ­a tenГ­a trabajo que hacer para mantener el apropiado balance entre su vida personal y su peculiar horario con el BurГі, pero por ahora, sentГ­a que estaba exactamente donde necesitaba estar.




CAPГЌTULO SIETE


La propiedad d Floyd Branch era la materializaciГіn de todos los estereotipos sureГ±os. Mientras DeMarco ingresaba con el auto a la vГ­a de acceso ligeramente cubierta de gravilla, las letras de una docena de canciones country se presentaron bajo la forma del trГЎiler de Floyd Branch, el patio, y el resto de sus posesiones.

El césped estaba solo ligeramente mejor que el que habían visto en la morada de Jeremy. Porciones de césped alrededor del tráiler, al menos, habían sido cortadas con la máquina, y había espacios secos aquí y allá. La cortadora misma —vieja y con la cubierta oxidada, estaba aparcada directamente al lado de un cobertizo en la parte trasera de la casa. Dos chatarras de camiones —a uno le faltaba toda la parte de atrás— descansaban sobre b!oques de concreto junto a él. Al lado del cobertizo habia un perrera de aspecto endeble, hecha principalmente de tablones de madera, unos postes de metal, y lo que parecía alambre de gallinero. En cuanto DeMarco estacionó el auto y se bajaron todos, dos pit bulls dentro de la perrera comenzaron a hacer ruidos temibles, algo entre un ladrido y un rugido.

Kate, DeMarco, y Barnes solo se habГ­an alejado unos pasos del auto antes de que un hombre de mediana edad y de aspecto demacrado saliera del cobertizo. TraГ­a una escoba, mirando molesto hacia el cobertizo y regaГ±ando a los.perrros. Vio entonces que tenГ­a visitantes. Su ira se aplacГі y tirГі la escoba en el cobertizo como si le causara embarazo.

—Hola, Sheriff.

—Floyd, hola. ¿Cómo te va?

—Bien, eso supongo. Trabajo en un viejo motor de motocicleta para la familia Wells. La moto es de la prehistoria. Me parece un desperdicio, pero él ya pagó, así que...

Hizo una pausa, absorto en examinar a las dos mujeres que estaban a cada lado de Barnes. Se veía tan agitado como ligeramente excitado. No porque hubiera mujeres en su propiedad, sino porque era algo inesperado —algo nuevo y fuera de lo ordinario.

—Floyd, estas dos damas son del FBI. Les gustaría hacerte unas preguntas.

—¿FBI? ¿Para qué diablos? Yo no he hecho nada.

—Oh, no espero que hayas hecho algo —dijo Barnes—. Pero dime, Floyd: ¿cuándo fue la última vez que hablaste con Jeremy?

—Ah, diablos, ¿qué hizo?

—No lo sabemos aún —dijo Kate—. Quizás nada. Hemos venido a asegurarnos.

—Ha estado involucrado con Mercy Fuller —explicó Barnes—, la hija de Alvin y Wendy. Lo tenemos en la estación para interrogarlo. Pensé que deberías saber eso.

—¿Qué? Maldición, Sheriff —Floyd se encogió de hombros y sacudió la cabeza—. No me sorprende de todos modos. Ese muchacho nunca me dice nada. Probablemente ya son tres semanas desde que lo vi. Se quedó unas noches mientras Randy atendía sus asuntos. Pero estoy casi seguro de que vino un rato hace unas noches cuando yo estaba afuera en el bar. Dejó encendida la luz en su cuarto. Él viene acá a veces a ver películas. Porno, principalmente, eso creo. Un poco raro.

—¿Y nunca mencionó a Mercy Wheeler? —preguntó Kate.

—No. Diablos, casi ni habla. De fútbol, algo. Cómo los Redskins van a cagarla. Preguntó por su mamá pero yo no tenía ganas de tener esa conversación, ¿entienden? —hizo una pausa, como si de repente hubiera tenido un pensamiento— Diablos. ¿Los Fuller? Escuché lo que les pasó. ¿Mataron a Mercy, también?

—No —dijo Barnes—. De hecho, está desaparecida.

—hablamos con Jeremy acerca de su relación con ella —dijo Kate—. Nos contó que a Mercy no le gustaban sus padres y estaba sugiriendo que Mercy tenía algo que ver con sus asesinatos.

—No sé por qué mentiría acerca de eso —dijo Floyd. No parecía ofendido ante la acusación que estaban haciendo. De hecho, parecía más bien indiferente a toda la situación, como si no le importara para nada—. ¿Tuvieron citas?

—Jeremy dice que era solo una relación física —dijo DeMarco—. Pero también dijo que ella le hacía confidencias, contándole que odiaba a sus padres. Cómo quería asesinarlos.

—Perdónenme si hago una pregunta tonta —dijo Floyd—, pero, ¿por qué están aquí? Diablos, Sheriff Barnes… usted probablemente conoce mejor a Jeremy que yo.

—¿Tiene él un cuarto aquí? —preguntó Kate.

—Sí. El último al final del corredor.

—¿Nos permitiría echar un vistazo?

Floyd vacilГі, sin saber quГ© responder. MirГі a Barnes, como si buscara apoyo o ayuda de algГєn tipo.

—¿Tienes algo en ese tráiler que yo no aprobaría, Floyd? —preguntó Barnes.

En lugar de dar una respuesta directa, Floyd preguntó: —Solo el cuarto de Jeremy. ¿Correcto?

—Por ahora —dijo Barnes con algo de escepticismo—. Gracias, Floyd.

Barnes escoltГі a Kate y DeMarco hasta el trГЎiler. Mientras caminaban hacia el desvencijado porche, Kate mirГі a Floyd Branch. Iba caminando de regreso a su cobertizo, aparentemente sin estar afectado por la conversaciГіn.

—No resultó tan malo como usted nos advirtió —dijo Kate.

—Aparentemente hoy empezará a beber más tarde.

Caminaron al interior del trГЎiler y Kate se sorprendiГі con lo que vio. HabГ­a estado esperando que estuviera en un estado de abandono y desorden. Pero Floyd aparentemente poseГ­a muy poco, incluyendo lo que podrГ­a estar en desorden. El lugar estaba razonablemente limpio, aunque tenГ­a la misma clase de tufo que Kate habГ­a percibido antes en el trГЎiler de su hijo: cerveza aГ±eja y algo ligeramente cГЎustico que era probablemente el humo generado por la hierba al fumarla.

El pasillo era estrecho y conducГ­a a solo tres habitaciones: un dormitorio, un baГ±o, y un dormitorio mГЎs pequeГ±o cerca de la parte trasera. Kate y DeMarco entraron al cuarto de Jeremy mientras Barnes se quedaba afuera.

—Estoy aquí para cualquier cosa que necesiten —dijo—. Pero apenas hay espacio para dos allí adentro, mucho menos para tres.

TenГ­a razГіn. La habitaciГіn era muy pequeГ±a, ocupada en su mayor parte por un colchГіn individual que estaba en el suelo y un viejo escritorio con pilas de DVDs y CDs sobre Г©l. Un pequeГ±o televisor y un polvoriento reproductor de DVD se hallaba en el suelo al pie del colchГіn, con los cables y las conexiones serpenteando por el piso. Un telГ©fono celular se encontraba encima del televisor, conectado a un cargador que a su vez estaba enchufado a un adaptador con mГєltiples salidas y tambiГ©n daba energГ­a al televisor, el reproductor de DVD y el pequeГ±o ventilador de la ventana.

Kate levantГі el telГ©fono. Era un iPhone, como tres modelos por detrГЎs del mГЎs actual. Al presionar el botГіn de inicio, la pantalla se desplegГі al instante. No habГ­a necesidad de contraseГ±a. La pantalla de inicio mostraba unas pocas aplicaciones: juegos, ajustes, fotos, y reloj. Supuso que era un aparato inГєtil como telГ©fono, pues no tenГ­a servicio, pero que todavГ­a era usado para jugar. Ella tenГ­a amigos que habГ­an complacido a sus hijos mayores en lo de poseer un celular de esta misma forma. Antes de regalarles un telГ©fono con todos los servicios, le habГ­an permitido a sus chicos tener uno usado sin todos los servicios, capaz de enviar textos a una selecciГіn de usuarios y de contener juegos que no requerГ­an Wi-Fi.

Detrás de ella, DeMarco estaba revisando las películas. —Floyd realmente no estaba bromeando con respecto a que su hijo veía pornografía. La mitad de estos son títulos amateur de porno. La otra mitad es de sexo estilo Cinemax.

Kate siguiГі registrando el telГ©fono. AbriГі las fotos y encontrГі que estaba repleto. Algunas eran de chicas, todas de fiesta. Algunas estaban con los pechos al aire. Otros se besaban entre sГ­, con una expresiГіn en sus caras indicando claramente que estaban drogados. HabГ­a vГ­deos de estos eventos, todos mГЎs bien breves. DeslizГі todo esto a la derecha hasta llegar a uno de menos de cinco minutos de duraciГіn. En el recuadro junto al tГ­tulo del vГ­deo vio el rostro de Mercy Fuller.

PresionГі Play y le tomГі menos de tres segundos comprender lo que estaba viendo antes de que lo cerrara. En el vГ­deo, Mercy estaba echada sobre su espalda, siendo tomada su imagen desde arriba. El director aparentemente era Jeremy, filmГЎndola mientras tenГ­a sexo con ella de manera ruda. No era forzado, si los sonidos que provenГ­an de Mercy eran una indicaciГіn.

—Jesús —dijo Kate, deslizando para salir de Fotos.

—¿Qué era eso? —preguntó DeMarco.

—La prueba de que Jeremy Branch decía la verdad sobre al menos una cosa: ellos definitivamente estaban teniendo sexo.

Kate vio que aunque el teléfono en su mano no tenía acceso a Contactos —no lo necesitaba, ya que era imposible hacer llamadas desde el mismo—, ella vio que había unos cuantos hilos de texto. Abrió los mensajes y vio que había solo tres conversaciones. Una era con un contacto que había sido etiquetado como MANO y los textos hacían obvio que eran de y para su hermano Randy. Otro era para un sujeto llamado Chuck y el hilo completo era acerca de celebridades con las que les gustaría tener sexo y porqué.

El tercer hilo de mensajes era de un contacto que Jeremy habГ­a llamado BOOTY CALL. La pequeГ±a foto encima del nombre era de Mercy Fuller, con la cabeza girada y una expresiГіn de beso en su rostro.

—Puede que haya conseguido el premio gordo —dijo Kate.

DeMarco se acercГі y ambas comenzaron a leer el hilo. Era bastante extenso, remontГЎndose a los Гєltimos meses. La gran mayorГ­a consistia en largos mensajes de Mercy con respuestas muy cortas, a menudo de una palabra, de parte de Jeremy. Mientras mГЎs leГ­an, mГЎs claro se hacГ­a que Jeremy Branch les habГ­a estado mintiendo. Puede que hubiera sido honesto acerca de la naturaleza de su relaciГіn, pero la imagen que habГ­a pintado de Mercy y sus padres era totalmente falsa.

Y eso hizo surgir una pregunta muy importante.

Si estaba mintiendo acerca de eso, ВїquГ© otra cosa estaba ocultando?




CAPГЌTULO OCHO


Kate entrГі de nuevo a la sala de interrogaciГіn lo mГЎs calmada que pudo. DeMarco estaba con ella y aunque ella, tambiГ©n, estaba irritada, habГ­a aceptado que Kate condujera el segundo interrogatorio. De manera similar, Barnes estaba tambiГ©n al pendiente en su oficina, despachando unas llamadas de interГ©s local.

Kate se sentГі frente a Jeremy, sin mostrar expresiГіn alguna. Desde ya podГ­a afirmar que Jeremy estaba nervioso, y sus ojos iban y venГ­an entre Kate, DeMarco, y la.superficie del escritorio que los separaba.

—Las buenas noticias es que eres un mentiroso muy convincente —dijo Kate—. Las malas, que no eres particularmente brillante.

Jeremy no dijo nada. ContinuГі sentado allГ­, luciendo anonadado, esperando ver adГіnde llevarГ­a Kate la conversaciГіn. Esta sacГі el viejo celular de su bolsillo y lo colocГі sobre el escritorio.

—Dejaste esto en tu dormitorio en la casa de tu padre —dijo—. Guardado con todo tu porno. Notamos que tu material de aficionado también está en el teléfono. Por supuesto, puedo decir por la mirada en tu cara que sabes que hay más que fotos incriminadoras aquí.

Jeremy permaneciГі en silencio. No estaba siendo desafiante; simplemente estaba perdido. Nada tenГ­a que decir. AsГ­ que Kate prosiguiГі, asumiendo que si seguГ­a presionando, Г©l terminarГ­a hablando.

—Hay en este teléfono conversaciones muy largas entre tú y Mercy Fuller —dijo Kate—. Varias veces durante estas conversaciones, ella habla de sus padres, de su padre en particular. En una de esas conversaciones, ella llega incluso a decir que probablemente tiene el padre más agradable del mundo, exceptuando sus gustos musicales. Ella también, en un momento te dice que le gustaría que conocieras a sus padres, aunque solo fuera para probar cuán deliciosa es la lasaña preparada en casa por su madre. Ella también habla acerca de su emoción de ir a la universidad y que a lo único que le teme en cuanto a dejar el hogar cuando llegara el tiempo de la universidad es a dejar a sus padres atrás. Ahora bien… eso no suena como una chica que odie a sus padres y para nada como una que esté planeando asesinar a sus padres.

Lentamente, Jeremy estiró la mano para alcanzar el teléfono. Kate lo agarró con rapidez y se levantó. —¿Por qué nos mentiste, Jeremy? ¿Estás ocultando algo?

—No —dijo—. Solo quería que anduvieran en circulos por venir detrás de mí. La ley en este estúpido condado está siempre detrás de mi hermano. Darle de paso un buen problema a mi viejo.

—¿Intentando engañar a la ley? —preguntó Kate— Realmente no eres muy brillante, ¿o sí? Esto no es arruinar alguna investigación local malgastando el tiempo de los policías. Esto es interferir en un caso federal. Y basándonos en todas las drogas que hallamos en la casa de tu hermano, tu pequeña comedia, tu basura de historia, podría meterte en serios problemas.




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